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Cuarta luna del Año A.C.
Las reuniones con Rhea sobre el resultado de sus viajes fuera de Runnestone siempre dejaban a William cansado. Su prima quería que le diera detalles completos sobre el estado de su territorio, y podian tardar horas hasta que estuviera satisfecha.
“¿Cuántos ataques hubo?” la pregunta hizo que el caballero suspirara. Los malditos clanes eran una plaga que todo el valle tenía que soportar, incluso ellos que estaban más lejos de las montañas de la luna se veían afectados.
“Cinco” respondió William con el ceño fruncido “Logramos detenerlos tres veces, pero la primera fue antes de que llegáramos y la segunda fue en medio de la noche, nos tomaron por sorpresa. Tenemos tres soldados muertos, siete campesinos y hay cuatro mujeres desaparecidas” Rhea cerró los ojos y miro hacia arriba como si rezara.
William entendió el sentimiento, era frustrante ser superados por esos salvajes, saber que siempre volvían a atormentar a su gente y que al final todo lo que hacían no era suficiente para acabar con ellos de una buena vez.
“Eso es solo esta luna” Rhea suspiro “Fueron ocho la luna pasada, y aumentaran más. Si esto continua la situación se volverá insostenible antes de que llegue el invierno en el que mi padre pone todas sus esperanzas” William asintió con seriedad.
Luego se llenó de confusión cuando su prima se puso de pie abruptamente para correr hacia el balcón y vomito en una de las plantas allí.
“¡¿Rhea?!” William corrió a sostenerla “¿Qué sucede? ¿Estas enferma?” su prima negó con la cabeza y lo miro mortificada. Una vez regresaron a dentro y Rhea estuvo más compuesta William espero una respuesta.
“¡No puedes decirle a nadie!” dijo su prima nerviosa, se mordió el labio mirándolo avergonzada “Creo… Creo que estoy embarazada otra vez” William sintió sus ojos abrirse y su mandíbula caer. Rhea enterró el rostro entre sus manos y William se aclaró la garganta sintiéndose incómodo.
“¿Felicitaciones?” dijo el caballero nerviosamente, su prima soltó un gemido ahogado “¿Estamos felices por esto?” ella levanto el rostro con una mirada asustada.
“¡Sí!¡No!... quiero decir, Si, por supuesto” dijo un poco sin aliento.
“Rhea…” para horror de William su prima empezó a llorar.
“¡No lo sé!” lloro la dama de Runnestone “¡William, no sé si puedo tener otro bebe! La última vez fue… y tengo muchas responsabilidades. Los clanes de la montaña están intensificando sus ataques. La reina está muerta, mi padre no responde mis cartas, Damon no está aquí y los niños… La mitad del tiempo no sé que estoy haciendo con ellos, Aemon y Baela ya exigen mucho de mí, no sé si reaccionarían bien a tener un hermano o hermana menor. Se supone que mientras los amamanto no podía quedar embarazada, ¡pero aquí estoy y tengo miedo!” William suspiro incomodo, nunca supo que hacer cuando las mujeres lloraban frente a él. Decía mucho de lo abrumada que se sentía que no escondía sus lágrimas, Rhea no lloraba donde la gente pudiera verla no desde que su madre murió cuando tenía diez onomásticos.
“Rhea está bien” calmo William, intentando que su prima recuperara el aliento “Lo resolveremos. ¿Ya hablaste con tu esposo y con el maestre?” ella se mordió el labio y negó con la cabeza.
“Lo he estado negando para mí misma” admitió con los ojos cerrados.
“Bueno, lo primero qué haremos es dejar el asunto de los clanes a un lado” su prima abrió la boca para protestar, pero William no la dejo “Rhea, no, necesitas paz y tranquilidad para tu embarazo, y los ataques de los salvajes son todo lo contrario” ella se veía molesta pero no lo contradijo.
William agradeció que, aunque con sus pociones ella era quien podía ordenarle, Rhea aun conservara esa ligera obediencia que los hermanos menores mantenían por los mayores. Rhea y el eran primos, pero se criaron como si fueran hermanos en los pasillos del castillo.
“Ahora iras con el maestre y le contaras todo” ella hizo una mueca y asintió. “Y sobre tu esposo…” Rhea suspiro.
“Tengo que decírselo ¿no?” William asintió.
“Es el Padre” Rhea hizo una mueca.
“Regresara de inmediato y rondara por el castillo hasta que se aburra y se valla de nuevo” se quejó Rhea “Y discutiremos nuevamente” su prima se veía incomoda.
“Aun tienes que decirle” recalco William “Rhea, sé que no siempre se llevan bien, pero será peor si no se lo dices. Además, no siempre discuten, desde que nacieron los gemelos ustedes hablan más y se gritan menos. Tal vez este bebe ayude a cerrar esa brecha que hay entre ustedes”
“¿Tú crees?” Rhea pregunto nerviosa y llena de cautela, pero William también noto una chispa de esperanza.
William asintió.
